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Islas Cies, octubre 2013
Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia.
Las Cíes forman parte del Parque Nacional Illas Atlánticas, junto con Ons, Sálvora y Cortegada .
Componen Las Cies las Islas de Monteagudo, Faro y San Martiño y los islotes de a Agoreira o Boeiro, Penela dos Viños, Carabelos e Ruzo. Situado en la bocana de la ría de Vigo.
Otras figuras de protección: Parque Natural desde 1980. Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA) desde 1988. Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) “Islas Cíes” 2001.
Superficie: 3.091 Hectáreas: 433 ha terrestres y 2.658 ha marinas.
Coordenadas: 42°13′24″N – 8°54′14″O
Fotos: Gal-Jones
Si se sobrevuela el archipiélago de Cíes se hace patente el relieve tan contrastado entre la cara oeste, la orientada al océano, donde los abruptos acantilados se elevan más de 150 metros, y la cara este, que mira a la ría de Vigo y toca al mar con la arena de sus playas. Destaca, por su importancia geomorfológica y biológica, el complejo formado por la barrera de la playa de Rodas, que actúa de puente natural entre las islas Monteagudo y Faro, y el “Lago dos Nenos” (hoy “O Lago”), donde una frágil pradera subacuática de zostera (planta con flor acuática) sirve de refugio de cría a peces y otros animales acuáticos. Antaño pobladas, las Cíes ofrecen una buena muestra de patrimonio cultural, desde la época de los castros hasta las ruinas de monasterios y poblados más actuales.
La isla de San Martiño, que mantiene las ruínas de su fábrica de salazón y de un molino de agua, esconde su acantilada costa tras un impenetrable matorral. El islote Boeiro, al igual que la costa acantilada del archipiélago, es el escenario de cría de aves marinas..
Centro de Información: Está situado a 1,2 km del muelle de Rodas, en la isla del Faro. Inaugurado como Centro de Interpretación en 1997, se sitúa en el interior de un antiguo almacén de artillería del S.XIX, el cual fue levantado a su vez sobre las ruinas del Monasterio de San Esteban, datado en el S. XI y centro de la vida insular en aquella época. En su interior aún se pueden observar los restos de la cimentación, algunas piezas que formaron parte de las cornisas del edificio y un sepulcro antropomorfo, perteneciente a alguno de los monjes que allí vivieron.
Actualmente el Centro dispone de punto de información al visitante, sala de interpretación-exposición sobre el parque con un área para taller infantil, y una sala multiusos para proyecciones, cursos, conferencias o actividades con colectivos programadas por el personal del parque o solicitadas al parque. Generalmente, permanece abierto durante la temporada estival.
Miradores: Aunque existen multitud de lugares en las islas desde los que poder admirar su paisaje, sólo se consideran como tales algunos de ellos que, por su elevado interés paisajístico, amplitud y localización, son accesibles para la mayor parte de los visitantes. En Cíes se recomiendan: Faro de Cíes, Faro da Porta, Faro de Monteagudo, Pedra da Campá o el Alto del Príncipe.
Observatorios: Casetas de madera para la observación de aves marinas con un diseño adecuado para acercarse a las zonas de cría sin perturbar ni asustar a las colonias de aves. Existen dos en las islas Cíes, uno situado a pocos metros del mirador de Pedra da Campá – isla del Faro-y otro junto al Faro de Monteagudo –Isla Norte o de Monteagudo-.
En cuánto a la señalización existen señales de dirección de los principales itinerarios y puntos de interés complementados con las distancias, lo que facilita el recorrido de las islas; y cartelería específica para indicación de las zonas de reserva, restringidas o cerradas por motivos de gestión.
Sin duda, la mejor forma de conocer el Parque Nacional es caminando por alguno de los senderos habilitados para el uso público. Sólo a través del contacto directo con el espacio es posible apreciar en su justa medida los valores por los que este pedacito del océano Atlántico fue declarado Parque Nacional, lo que a su vez dará las claves para comprender las medidas de protección que afectan a éste así como la posibilidad, en la medida de cada uno, de participar en su conservación.
RUTAS
En la actualidad existen 4 senderos señalizados, situados entre las islas del Faro y Monteagudo, ya que la isla de San Martiño aún no dispone de equipamientos de uso público. Debido a las características físicas del terreno y a la zonificación existente, todos los recorridos son de tipo lineal, aspecto a tener en cuenta para planificar la visita; no obstante, la duración media estimada del itinerario aparece detallada en los folletos de Cíes del parque.. Todos tienen su inicio en la caseta de información del Parque Nacional, donde podemos resolver las dudas o solicitar información sobre los recorridos o cualquier aspecto de interés. A continuación hacemos una breve descripción de cada itinerario, junto con los datos técnicos más importantes y posibles variantes o combinaciones que permiten.
1.- Ruta del Monte Faro
Distancia: 7,4 km (ida y vuelta).
Duración del recorrido: 2 h 30 minutos (ida y vuelta).
Desnivel máximo: 175m.
Principales puntos de interés: Playa y dunas de Rodas, O Lago, Centro de Información, Pedra dá Campá, Observatorio de aves, Faro de Cíes.
Descripción del itinerario: Este es el recorrido más emblemático y frecuentado de todos los realizados en el archipiélago, ya que finaliza en el punto más alto que es posible visitar de todo el Parque Nacional, además tiene una de las vistas más espectaculares del mismo. Es, a la vez, el recorrido más largo, con mayor desnivel y el más expuesto a las inclemencias meteorológicas, aspectos a tener en cuenta antes de comenzar la ruta.
Desde la caseta de información tomamos el camino de roderas de cemento que comienza en dirección sur a la izquierda de ésta, encontraremos el indicador de dirección del Faro. En estos primeros metros gozaremos de la espectacular playa de Rodas, que con su casi kilómetro y medio de longitud une las islas de Monteaguo y Faro, mostrando la acción dinámica de los vientos y corrientes marinas en su peculiar formación de la playa-barrera.
Poco después llegaremos al “O Lago” conocido antiguamente como “Lago dos nenos” (lago de los niños), una de las zonas de mayor interés y fragilidad del Parque Nacional. Está delimitado en su cara oeste por un dique construido a finales del siglo XIX para facilitar la comunicación entre las dos islas, necesaria tras la instalación de varias fábricas de salazón y un vivero de marisco en el propio lago. Este dique, junto al dique natural que forman las rocas al oeste del lago, hacen frente a las batidas del océano Atlántico y regula la entrada de las aguas al Lago. La poca profundidad, la tranquilidad y la mayor temperatura del agua hacen del lago un lugar ideal para el refugio y la cría de multitud de especies que podremos observar si la claridad del agua lo permite: sargos, mújeles, doradas, lubinas…son algunas de las especies más habituales a las que se suman los pulpos, congrios o centollas, si contamos con un poco de suerte y algo de paciencia. Una vez en la isla del Faro, llegaremos a la entrada del camping, único lugar donde el visitante puede pasar la noche y que dejaremos a mano izquierda para continuar por nuestro camino. Pasaremos también por los baños públicos, que cuentan con aseo accesible a personas con discapacidad.
En 6-7 minutos llegaremos a la zona más abrigada y humanizada de la isla, donde se encuentra el centro de información, la mayor parte de las instalaciones y dependencias del personal del parque y unas pocas viviendas de propiedad particular que son ocupadas en temporada estival. Unos 300m.después del Centro encontramos el cruce principal de esta isla, donde tomaremos la pista que asciende a nuestra derecha y que, tras la curva, nos ofrece una vista de la isla de San Martiño y la playa de Nosa Señora, una de las más bellas de estas islas. A media subida, donde los árboles ya no pueden crecer y dan paso a los tojos y las jaras, podemos hacer un pequeño paréntesis y acercarnos a la peculiar “Pedra da Campá”, roca perforada por la fuerza erosiva de los vientos atlánticos cargados de salitre, y hasta el observatorio de aves desde donde podremos observar los lugares de cría de la gaviota patiamarilla y el cormorán moñudo; dos de las especies de aves marinas más representativas del Parque Nacional. La altura y situación del lugar nos permite gozar de magníficas vistas del lago y la playa de Rodas, y observar el impresionante contraste entre las dos vertientes de la isla: la cara este de perfil suave, y la oeste marcada por la fuerza del océano y la caída del acantilado. Recuperamos el camino anterior que, culebreando, llegará hasta el alto del monte donde se encuentra el Faro. Desde allí, rodeados de gaviotas que juegan con el viento y con 175 metros de vertiginosos acantilados a nuestros pies, consideraremos el archipiélago de Cíes en su conjunto, que a modo de dique gigante protege a la ría de Vigo del poderoso latir del océano Atlántico.
2.- Ruta del «Faro da Porta»
Distancia: 5,2 km (ida y vuelta).
Duración del recorrido: 1 h 45 minutos (ida y vuelta).
Desnivel máximo: 55m.
Principales puntos de interés: Playa y dunas de Rodas, O Lago, Centro de Información, Playa de Nosa Señora, Faro dá Porta.
Descripción del itinerario: Esta ruta parte del mismo sitio que la anterior, a la izquierda de la caseta de información, siguiendo el camino tras la playa de Rodas y el “Lago”. Una vez llegamos a la isla del Faro, y pasado el camping y el Centro de información, llegamos al cruce principal de la isla del Faro y continuaremos de frente por la pista de roderas, dejando a mano izquierda la acogedora y protegida playa de Nosa Señora y el islote de Viños, lugar preferido por los cormoranes moñudos para secar sus plumas al viento o al sol y donde podemos disfrutar de una bonita vista a unos 100m. del cruce.
A unos 45 minutos de haber empezado a caminar llegaremos al embarcadero de Carracido, utilizado ahora como puerto de servicio y que fue construido para facilitar el acceso a los faros de esta isla. A partir de aquí el camino asciende levemente bordeando la costa sur de la isla hasta finalizar en el pequeño y automatizado Faro da Porta, a 53 m. sobre el nivel del mar y situado en el extremo norte del llamado Freu da Porta. Los 500m. de este estrecho canal de agua y las fuertes corrientes separan la isla de San Martiño, la más salvaje del archipiélago de Cíes.
Sentados en las rocas al pié del Faro, la “Furna da Porta” (cueva marina) muestra el trabajo incansable del mar en forma de oscuras y profundas cuevas, que suponen el refugio ideal para las crías del cormorán moñudo. Armerias, hinojo marino,angélicas… son alguno ejemplos de las plantas propias de acantilados que podemos encontrar en las inmediaciones de este faro. Gozaremos también de una magnífica panorámica de la isla Sur, destacando desde aquí la Punta y Furna da Galeira, impresionante acantilado coronado por una cruz de piedra instalada en memoria de los 26 marineros de Moaña que fallecieron en el naufragio del “Ave del Mar” en los años 50.
Por último, si miramos hacia la ladera del monte Faro, observaremos entre la vegetación los restos del llamado “Castro das Hortas”, antiguo poblado castreño que constituye el depósito arqueológico más importante hallado hasta la fecha en las Cíes.
Si se desea, es posible combinar los dos itinerarios detallados anteriormente a través de un sendero que los une y que se encuentra señalizado tanto en los mapas como en el terreno, permitiendo hacer un recorrido prácticamente circular.
3.- Ruta del «Alto do Príncipe»
Distancia: 3 km (ida y vuelta).
Duración del recorrido: 1 h 15 minutos (ida y vuelta).
Desnivel máximo: 122m.
Principales puntos de interés: Complejo dunar Figueiras-Muxieiro, Playa de Figueiras, Silla de la Reina.
Descripción del itinerario: Una vez en la caseta de información cogeremos la pista que sale a su derecha y asciende por la zona este de la isla de Monteagudo, indicada como del Alto do Príncipe en la señalización. El complejo dunar de Figueiras- Muxieiro, a nuestra derecha, es el primer elemento interesante de esta ruta. Se trata de un sistema dunar importante tanto por su extensión como por su estado de conservación, donde se puede observar toda su estructura desde las dunas móviles hasta las dunas más estabilizadas, y donde se localiza una magnífica representación de especies animales y vegetales específicamente adaptadas a estos frágiles ecosistemas. Algunas de estas especies dunares son: tomillo bravo (Helichrysum italicum subs..serotinum), la emblemática camariña (Corema album), propia de la zona matorral de trasduna, o la escasa”hierba de enamorar” (Armeria pungens), que constituye la localización más septentrional de esta especie, no estando datada hasta la costa sur portuguesa. Este primer tramo nos lleva hasta el camino de acceso a la playa de Figueiras, de tradición nudista, a la que podemos asomarnos para gozar de una espléndida panorámica de la cercana Costa da Vela. Volviendo a la pista forestal, seguiremos ascendiendo hasta llegar al cruce principal de la isla de Monteagudo, a unos 20 minutos del punto de partida. La superficie colonizada por acacias y eucaliptos plantados en los años 50 domina esta parte de la isla, aunque en algunas vaguadas podemos comprobar el resultado de las repoblaciones llevada a cabo durante los últimos años con especies arbóreas autóctonas y otras propias de zonas de ribera y de litoral atlántico como alisos, laureles, sauces o robles.
Desde este mismo lugar, mirando cara a la ría y bajo el frente de eucaliptos y pinos podremos observar un pequeño bosquete de rebollos (Quercus pyrenaica), último reducto de la vegetación arbórea autóctona de Cíes y que es objeto de un programa de recuperación específica. El paisaje empieza a cambiar a medida que ascendemos por la pista que sale a la izquierda del cruce; los árboles empiezan a perder terreno respecto a la vegetación de matorral, debido a la falta de protección ante los fuertes vientos atlánticos cargados de salitre en el cada vez más escaso suelo.
Serpenteando en dirección sur, el camino continúa hasta que después de una pequeña bajada se abre para descubrirnos parte del espectacular paisaje del que gozaremos en unos minutos. Estos últimos 100 m. de subida transcurren por una senda entre rocas modeladas por el viento y el agua hasta llegar a la “Silla de la Reina”, caprichosa formación rocosa resultado de esa tremenda acción erosiva y que constituye uno de los más hermosos miradores de las islas. Además de la visión del Faro de Cíes, imponente sobre los 175m.de acantilado a sus pies, su situación permite observar el contraste entre las dos vertientes de las islas mucho mas abruptas en la cara oeste, que da al mar abierto, que en la que mira a la ría, de perfil mucho más suave.
El arenal de Rodas, la tranquilidad del mar en su recogida bahía, el lago o la exuberante vegetación arbórea, en comparación con las casi desnudas y escarpadas laderas de poniente, nos dan una idea de la protección natural que ofrecen las islas a la ría de Vigo.
4.- Ruta de Monteagudo
Distancia: 5,6 km (ida y vuelta).
Duración del recorrido: 1 h 45 minutos (ida y vuelta).
Desnivel máximo: 60m.
Principales puntos de interés: Complejo dunar Figueiras-Muxieiro, Playa de Figueiras, Observatorio de aves, Faro do Peito o Monteagudo, Furna de Monteagudo.
Descripción del itinerario: Como en el resto de itinerarios, partiremos de la Caseta de Información. Junto a ésta, y a la derecha bajo el gran panel que nos presenta el espacio natural, encontraremos la primera indicación hacia el Faro do Peito o de Monteagudo, situado en el extremo Noroeste de la isla en la que nos encontramos ahora, la isla Norte. La ruta coincide en esta primera parte del recorrido con la del Alto del Príncipe y al llegar al cruce de esta isla seguiremos por el sendero que continua hacia el Norte, dejando a mano izquierda en sus primeros metros otra de las zonas de repoblación de robles y rebollos. Tras la repoblación se abre un gran claro.
Hacia la izquierda, a unos 50m de donde estamos, veremos una peculiar construcción, situada sobre la Ensenada de Chancelos. Se trata de un pequeño quemadero, donde hace años se incineraban todos los residuos generados en las islas y hoy prácticamente en desuso. Desde aquí es fácil observar el modelado “en bandera” que presentan los árboles del extremo del eucaliptal y los pocos pinos diseminados por “A Valgada”. Al ser los más expuestos a los vientos procedentes del mar, han ido creciendo de forma asimétrica, “peinados”a favor de los fuertes vientos dominantes y adquiriendo ese curioso porte de bandera que nos da una idea de las duras condiciones de vida que impone el medio.
Continuamos por la pista, algo más estrecha, hacia el Norte. La vegetación arbórea, ahora escasa, ha ido dando paso al matorral, dominado por un espeso tapiz de tojo (Ulex europaeus sbsp lacteobracteatus) y que a partir de primavera viste de amarillo las laderas. Poco a poco nos aproximamos al pie del alto de Monteagudo (al que no se puede acceder por encontrarse dentro de la zona de reserva), cuya característica forma da nombre a esta isla. En este punto el camino se bifurca; por la izquierda nos lleva a través de una pequeña zona arbolada donde encontraremos las ruinas de un antiguo asentamiento isleño, hasta el observatorio de aves. Cientos de cormoranes moñudos y gaviotas patiamarillas se concentran en estas escarpadas laderas llenándolas de incesante y bulliciosa actividad en época de cría. Aunque desde aquí es visible el Faro do Peito o de Monteagudo, es necesario retroceder un poco y descender por una senda a nuestra izquierda que enlaza con el camino que lleva hasta él. La silueta de la Costa da Vela y Cabo Home, a tan sólo 2,5 Km. al Este, convierten a este punto en el lugar del archipiélago más cercano al continente, donde desde 1904 el pequeño faro automático guía la entrada de los barcos a la Ría de Vigo. Al norte, se divisa el suave perfil de las islas Onza y Ons, protegiendo la Ría de Pontevedra. Bajando por una pequeña pista de cemento, podemos acercarnos a una pequeña furna, cueva marina producida por los embates de las olas y la particular estructura de la roca granítica, que hace que se fracture de forma vertical. Esta formación es un pequeño ejemplo de las grandes furnas de la cara Oeste. En este entorno podemos observar plantas como la “herba de enamorar” (Armeria pubigera) y el hinojo marino (Chritmum maritimum), que soportan condiciones de alta salinidad y viven entre las rocas junto al mar. Hasta este punto habremos tardado desde el inicio del recorrido una hora aproximadamente. El regreso hasta la bifurcación situada al pie de Monteagudo lo haremos por el sendero que bordea el litoral y que en varios puntos nos permite disfrutar de la vista, hacia el Sur, de la Costa de Cantareira, Punta Muxieiro e incluso de la silueta de la costa de Baiona. Una vez allí, no tenemos más que desandar el camino hasta la Caseta de Información, a la que llegaremos tras unas dos horas de agradable paseo.
AVES
Cormorán:
Albatros:
Pardela:
Gaviota:
enlaces:
http://www.magrama.gob.es/es/red-parques-nacionales/nuestros-parques/islas-atlanticas
http://www.ocholeguas.com/2013/07/02/espana/1372769857.html
http://www.turismodevigo.org/es/islas-cies
http://www.mardeons.com/
http://www.campingislascies.com/
Curiosidades:
– Las Islas Cíes, apodadas por Ptolomeo como las Islas de los Dioses, bautizadas por Plino como las Siccas e identificadas por muchos como las míticas Casitérides de Herodoto, aquellas donde fenicios y cartagineses se proveían de estaño, se encuentran situadas en el corazón de las Rías Baixas.
– Las Cíes mantuvieron una pequeña población, originaria en su mayoría de Cangas, que fue decayendo hasta mediados del siglo XX. A medida que avanzaba el despoblamiento crecía el interés turístico de las clases acomodadas, y a partir de los años 50 empezó el turismo masivo y se hizo necesaria la protección de los valores naturales de este archipiélago, declarado Parque Natural en 1980. En el año 2002 se incluyó a las islas dentro del Parque nacional Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia junto con las Islas de Ons y los archipiélagos de Sálvora y Cortegada.
– Las Cíes, que solo se pueden visitar en verano y en Semana Santa, forman una barrera natural entre la ría de Vigo y el mar. Uno solo puede admirar la orografía y el color del agua de sus tres islas principales: Monteagudo (con esa playa de Rodas, una de las mejores de Galicia), Montefaro y San Martiño (o Sur).
– Una visita a Cíes es ideal tanto para practicar senderismo en familia como para una escapada en busca de playas vírgenes y tranquilas. Se puede hacer una excursión de un día en barco a Cíes o alquilar un yate en Vigo. O, si prefieres, pasar un fin de semana en Cíes de acampada. Además, es un lugar excepcional para bucear en la ría de Vigo y, con suerte, podrás nadar rodeado de arroaces (los delfines autóctonos, de menor tamaño).
– Desde la ría de Arousa hasta la de Vigo se encadenan estas islas, emergiendo del océano y embelleciendo el paisaje marino con la magia de sus acantilados. En sus entrañas, en el fondo del mar, se guardan las más preciadas riquezas ecológicas de este Parque Nacional, custodiadas por los cañones de los antiguos buques aquí hundidos. Es sin duda un lugar donde descubrir los misterios y leyendas del Atlántico. Representa sistemas naturales ligados a zonas costeras y plataforma continental de la Región Eurosiberiana. Los acantilados, los matorrales, las dunas y las playas, así como los distintos fondos marinos (de roca, de arena, de concha…) crean un gran mosaico de ecosistemas en estas islas y las aguas que los rodean. Esta diversidad de escenarios da cabida a un gran número de especies: más de 200 tipos de algas entre las que se refugian y crían gran cantidad de peces y moluscos, aves marinas que anidan en las repisas de los acantilados y pescan en las aguas poco profundas, plantas sorprendentemente adaptadas a vivir entre las arenas de las dunas o en las estrechas grietas de los acantilados…
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